Solemnidad de Todos los Santos
1 de noviembre de 2008
MONICIÓN DE ENTRADA Sed todos bienvenidos a esta Eucaristía de la Solemnidad de Todos los Santos. Hoy es sábado. Y mañana domingo celebraremos la Conmemoración de Todos los Fieles Difuntos. Se unen estas dos fiestas entrañables de una forma más universal por cuestiones de calendario. Vamos, pues, hoy, a festejar a Todos los Santos, a esas personas sencillas no conocidas sin notoriedad entre nosotros, muchos de ellos serán amigos nuestros y familiares, que ya están contemplando la luz del rostro de Dios. Son hermanos y hermanas nuestros que supieron trazar su vida sirviendo a Dios y a sus semejantes. Y ya viven eternamente felices. El origen de esta fiesta es muy antiguo y se relaciona con la dedicación a Santa María, a la Virgen, en Roma, del Panteón de mártires. Por eso hemos de empezar esta celebración eucarística con mucha alegría y gozo, pensando que, un día, nosotros acompañaremos a quienes ya disfrutan de la Gloria de Dios. Y recordaros, otra vez, que mañana nos volveremos a ver aquí para conmemorar a todos nuestros hermanos |
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS 1.- Vamos a escuchar un texto, como primera lectura, de gran belleza que da forma a nuestra primera lectura de hoy. Es del Libro del Apocalipsis y San Juan profetiza sobre esa muchedumbre, que nadie puede contar, de toda raza y condición, que viven cerca del trono del Dios. Es una visión de la gloria que, sin duda, impresiona. S.- El Salmo 23 –como otros muchos—era utilizado por los judíos en la procesión que les introducía en el Templo de Jerusalén. Y para nosotros, hoy, es un canto de bendición del “grupo que busca al Señor”. Es una invitación a la santidad. 2.- El apóstol San Juan, en su Primera Carta, que es nuestra segunda lectura de hoy, nos ofrece una enseñanza muy importante para nosotros. Nos dice como será la vida futura, cuando Dios se manifieste y podamos verle tal como es. 3.- El Evangelio de San Mateo nos ofrece la proclamación de las Bienaventuranzas por Jesús de Nazaret en su Sermón del Monte. Las Bienaventuranzas son un programa para la vida presente, es la gran enseñaza del Maestro, es su programa de vida para nosotros. Escuchemos con mucha atención estos consejos sublimes de Cristo Jesús e intentemos, después de la Eucaristía, meditar en su enseñanza. |
Lectura de Postcomunión MONICIÓN Son varias las oraciones –una tras cada homilía y en la Misa Familiar—que don Javier Leoz nos ofrece habitualmente en Betania. Hoy hemos seleccionado la presente como muy adecuada para estos momentos de paz, tras recibir a Jesús Sacramentado. DICHOSOS…VOSOTROS Porque, sin meter ruido, fuisteis escuchados por Dios Porque, sin ser reconocidos, Dios os ha galardonado Porque, sin pretender riquezas, el Señor fue vuestro gran tesoro Porque, sin ser comprendidos, comprendisteis que Dios era la última Palabra DICHOSOS…VOSOTROS Que gozáis lo que, nosotros, quisiéramos festejar Que saltáis de alegría al lado del Creador Que destelláis en alegría desbordante y celeste Que gustáis lo que, tantas veces, vivisteis con sencillez y obediencia DICHOSOS…VOSOTROS Que no buscasteis la paz que el mundo pretendía sino la justicia de Dios Que no os acobardasteis ante las dificultades Que no confundisteis paz con tranquilidad de conciencia Que no os dejasteis vencer por el poderoso caballero don dinero DICHOSOS…VOSOTROS Que, siendo perseguidos, supisteis ver en ello un soplo hacia el cielo Que, siendo humillados, intuisteis que Dios os engrandecía Que, siendo apartados de mil caminos, no os alejasteis del verdadero Que no sucumbisteis a falsos ideales que el mundo os ofreció DICHOSOS….VOSOTROS Que sonreís a carcajada limpia en el cielo Que cantáis la gloria de un Dios que os dice ¡bienaventurados! Que rezáis por los que, aquí y ahora, intentamos ser bienaventurados Que ofrecéis a Dios, vuestra felicidad, por los que no la poseemos DICHOSOS…VOSOTROS Porque, después de cumplir al dedillo, el plan de Dios Tenéis, bien merecida, esa santidad que hoy el Señor, La Iglesia, los cristianos y todos los hombres de buena voluntad Reconocen en vuestra virtud heroica, constante y sin tregua. ¡DICHOSOS…Y FELICES VOSOTROS! Exhortación de Despedida Salgamos felices del templo. Sabemos que tenemos muchos intercesores en el cielo y que ellos nos ayudan en el camino hacia la presencia eterna del Padre.
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