XX Domingo del Tiempo Ordinario
20 de agosto de 2006
MONICIÓN DE ENTRADA Hemos de abrirnos hoy, muy especialmente, a las palabras de Jesús. Y esto, incluso, queremos expresarlo antes de dar, como es habitual, la bienvenida a todos, en esta asamblea de hermanos que se aman. Va a decirnos, Jesús de Nazaret, sin rodeos, que Él es apoyo espiritual y físico para nuestra caminar. La Eucaristía es real Cuerpo y Sangre y ello nos hace falta para seguir viviendo. Una vez más, Jesús se detiene cerca de nosotros para pedirnos que le acompañemos. Y nos ofrece un medio muy poderoso para que no flaqueemos en el camino: la Mesa del Pan y de la Palabra. |
MONICIONES SOBRE LAS LECTURAS 1.- Hoy, el Libro de la Proverbios –es la primera lectura--nos ofrece ya el banquete del saber y del pan, anticipo del que después nos daría el Señor Jesús. Y como en muchas otras ocasiones la primera lectura es como prólogo adecuado del Evangelio que escucharemos después. S.- El Salmo 33 es un prodigio para mejor entender la relación con Dios. Y eso no es poco. Estamos leyéndolo en estos domingos y hemos de aprenderle bien, pues es una oración bellísima para glorificar las maravillas de nuestro Señor. 2.- Continuamos, como en domingos anteriores, leyendo la Carta a los Efesios. Hoy, en el breve fragmento que se lee, San Pablo favorece importancia del banquete eucarístico centrando la necesaria moderación en las cosas del cuerpo. Y nos pide que descubramos, de verdad, lo que el Señor quiere. 3.- Continúa el Evangelio de Juan con el discurso del Pan de Vida. Jesús se va a proclamar para siempre alimento para poder caminar por la senda que lleva a la vida feliz, a la Eternidad en la Gloria de Dios Padre. |
Lectura de Postcomunión MONICIÓN Es un buen momento para expresar al Señor nuestra confianza en Él por encima de todo y pase lo que pase. CREO EN TI SEÑOR Señor, Tu siempre me has dado La fuerza necesaria, y, aunque débil, Creo en Ti.
Señor, Tu siempre me has dado La paz de cada día, y, aunque angustiado, Creo en Ti.
Señor, Tu siempre me has guardado En la prueba, Y, aunque estoy en ella, Creo en Ti.
Señor, Tu siempre has alumbrado Mis tinieblas, Y, aunque no tengo luz, Creo en Ti. EXHORTACIÓN DE DESPEDIDA En la Eucaristía de hoy Jesús nos ha hablado sin rodeos, directamente, sin parábolas. Él es comida y bebida para la felicidad eterna. Es un gran argumento para meditar dentro de un rato, cuando lleguemos a casa.
|