Domingo XXIX del Tiempo Ordinario
17 de octubre de 2004
PRIMERA LECTURA LECTURA DEL LIBRO DEL ÉXODO 17, 8-13 En aquellos días, Amalec vino y atacó a los israelitas en Rafidín. Moisés dijo a Josué: -- Escoge unos cuantos hombres, haz una salida y ataca a Amalec. Mañana yo estaré en pie en la cima del monte, con el bastón maravilloso en la mano. Hizo Josué lo que le decía Moisés, y atacó a Amalec: Moisés, Aarón y Jur subían a la cima del monte. Mientras Moisés tenía en alto la mano, vencía Israel; mientras la tenía bajada, vencía Amalec. Y como le pesaban las manos, sus compañeros cogieron una piedra y se la pusieron debajo, para que se sentase; Aarón y Jur le sostenían los brazos, uno a cada lado. Así sostuvo en alto las manos hasta la puesta del sol. Josué derrotó a Amalec y a su tropa, a filo de espada. Palabra de Dios |
SALMO RESPONSORIAL SALMO 120 R.- EL AUXILIO ME VIENE DEL SEÑOR, QUE HIZO EL CIELO Y LA TIERRA. Levanto mis ojos a los montes: No permitirá que resbale tu pie, El Señor te guarda a su sombra, El Señor te guarda de todo mal, |
SEGUNDA LECTURA LECTURA DE LA SEGUNDA CARTA DEL APÓSTOL SAN PABLO A TIMOTEO 3,14-4,2 Querido hermano: Permanece en lo que has aprendido y se te ha confiado, sabiendo de quién lo aprendiste, y que desde niño conoces la sagrada Escritura: ella puede darte la sabiduría que, por la fe en Cristo Jesús, conduce a la salvación. Toda Escritura inspirada por Dios es también útil para enseñar, para reprender, para corregir, para educar en la virtud; así el hombre de Dios estará perfectamente equipado para toda obra buena. Ante Dios y ante Cristo Jesús, que ha de juzgar a vivos y muertos, te conjuro por su venida en majestad: proclama la Palabra, insiste a tiempo y a destiempo, reprende, reprocha, exhorta, con toda comprensión y pedagogía Palabra de Dios |
ALELUYA Heb 4, 12 La Palabra de Dios es viva y eficaz, juzga los deseos e intenciones del corazón. |
EVANGELIO En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola: --Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: "Hazme justicia frente a mi adversario"; por algún tiempo se negó, pero después se dijo: "Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esa viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara. Y el Señor respondió: --Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra? Palabra del Señor |